El arte es una buena estrategia para la educación en todas las áreas. En la primera infancia potencia el pensamiento creativo, reflexivo y crítico. Es una herramienta de aprendizaje que estimula a crear e innovar.
Las actividades artísticas hacen que el niño mantenga su atención y, a la vez, tenga la capacidad de mantener esfuerzos sostenidos en el tiempo.
Además de estimular sus capacidades intelectuales, el arte es una forma de comunicación entre padres e hijos. Lina María Idárraga, pedagoga escolar especialista en artes escénicas para niños, asegura que a través de la pintura, los dibujos, los juegos con plastilina o, incluso, el baile, los padres pueden conocer lo que inquieta a sus hijos, pues “muchos se quejan de que en la edad preescolar no les hablan y responden a todo con monosílabos. Entonces se quedan sin saber cómo les fue en el colegio o qué comieron al almuerzo”. Pero si entran en un juego de interacción, confianza y diversión, se darán cuenta, a través de esas expresiones, lo que quieren averiguar de sus hijos.
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